Leer a Blanca Esther es reconciliarse con la humanidad digna; es encontrarse en los recodos de una mente, que te lleva a los mares, en la barca de su pluma, valiente y contestataria. Ella te invita a los bosques y entonces su letra, es una peña alta o una cueva misteriosa. Leer lo que escribe, indudablemente nos hace buenos, humanos y mejores.
Leer sus escritos, conlleva a los abismos de lo cierto; su narrativa evoca ciertos placeres distantes y ciertas cercanías al alma. Su prosa sencilla y diáfana con sus quebrantos de inocencia y con su soberanía de mujer conlleva al desfile de sentires; ese arcoíris de sentimientos que ella inspira, que todo lo que toca lo transforma, y que todo lo que mira ennoblece. Vaya desde mis adentros, desde mi alma preñada de blancura y desde el más visceral de mis actos un aplauso a esta mágica mujer, única en su encanto y que tiene el don de multiplicar aprecios a través de su escritura. A Blanca Esther Oropesa y a sus cuentos de fantasía, gracias.
Luis Cordova
Escritor, Venezuela